Túnel de Silvertown en Londres, innovadora obra de un consorcio hispano-británico
Imágenes: TfL e Ian Visits
El 7 de abril entró en servicio el túnel de Silvertown, primer cruce de carretera bajo el río Támesis construido en décadas en el este de Londres. La nueva infraestructura urbana es una alternativa y un complemento para un antiguo túnel que tiene por objetivo reducir la congestión y multiplicar la oferta de transporte público en la zona. Un consorcio hispano-británico ha completado en casi cinco años esta innovadora obra de ingeniería, que ejemplo de la capacidad de las constructoras e ingenierías españolas para desarrollar proyectos de gran complejidad.
El único cruce del río Támesis para vehículos en la zona este de Londres es el túnel de Blackwall, formado por dos tubos independientes: uno de época victoriana que data del año 1897 (diseñado para carruajes y los primeros automóviles) y otro más que cincuentenario, inaugurado en 1967. Desde hace años, esta veterana infraestructura viaria ha venido dando muestras de falta de capacidad y un gálibo muy limitado en el tubo más antiguo, que además presenta numerosas incidencias que con frecuencia provocan su cierre temporal. Cuando se produce esta situación, el paso del río más cercano es otro túnel situado a 3 kilómetros de distancia.
El túnel de Blackwall, emplazado en la autopista A102, una de las principales vías de penetración a Londres, registra volúmenes de tráfico muy considerables (50.000 vehículos diarios por sentido) y congestión diaria en sus accesos, particularmente en horas punta. Esta situación, además de dificultar la movilidad, genera elevados niveles de contaminación en una zona muy densamente poblada. Se calcula que cada año los conductores pierden un millón de horas haciendo cola para acceder al túnel, con un impacto económico de mas de 10 millones de libras esterlinas/año para sus bolsillos.

Para solucionar las limitaciones de movilidad y mejorar la sostenibilidad ambiental en este tramo de la A102, Transport for London (TfL), la autoridad de transporte londinense, proyectó a principios de la pasada década la construcción de un nuevo cruce bajo el río en esta zona como alternativa al túnel de Blackwall. Este es el origen del túnel de Silvertown, proyectado para conectar el distrito de Newham, en la orilla norte, con la península de Greenwich, en la orilla sur, y complementar al de Blackwall. Se trata del cuarto túnel bajo el Támesis en el área metropolitana de Londres y la primera infraestructura viaria construida para cruzar el cauce fluvial desde 1991.


El túnel de Silvertown, según TfL, transformará por completo la movilidad en esta zona de Londres. Para los promotores del proyecto, su entrada en servicio mejorará sustancialmente los flujos de tráfico bajo el río y en los accesos entre la zona de los Docklands y el sureste de la capital británica. Con el nuevo túnel se espera disminuir la congestión local y eliminar las colas de vehículos diarias en el entorno del túnel de Blackwall, reduciendo el trayecto actual en unos 20 minutos en horas punta. Además, con los nuevos carriles bus exclusivos se multiplicará por seis la oferta de transporte público para cruzar el río, hasta alcanzar 20 trayectos diarios por hora y por sentido en horas punta.



En mayo de 2019, como culminación de un proceso de licitación iniciado en 2016, TfL adjudicó al consorcio Riverlinx SPV (Special Purpose Vehicle), formado por fondos de inversión y promotores de infraestructuras de transporte, entre ellos la empresa española Cintra, el contrato de concesión para la financiación, construcción, mantenimiento y explotación durante 25 años del túnel de Silvertown. El importe estimado del proyecto ha ascendido a 1.200 millones de libras (más de 1.400 M€), cantidad sufragada en su mayor parte por el consorcio.


El método elegido para la construcción de los dos tubos ha sido la excavación mediante una tuneladora en lugar de dos, debido a limitaciones de espacio en la boca de Greenwich y para contribuir a mitigar la huella de carbono de la obra. La geología de la zona, formada por terrenos heterogéneos compuestos por aluvión, arcilla, arena y grava, determinó la elección de una tuneladora de escudo de presión de tierras (EPB), cuya fabricación fue encargada a la empresa germana Herrenknecht. Su misión: perforar un total de 2,2 kilómetros de túnel bajo el cauce del río y revestirlo con más de 9.000 dovelas de hormigón armado.


Además de la perforación de los tubos gemelos, la obra subterránea ha incluido también la ejecución de falsos túneles en los dos extremos, así como la construcción de ocho galerías transversales de conexión entre ambos tubos.

El diseño de detalle del túnel y los trabajos preparatorios del terreno se iniciaron en 2020, quedando interrumpidos varias semanas por la pandemia del coronavirus. En esta fase previa a la excavación con tuneladora se llevaron a cabo distintas actuaciones en superficie, entre ellas la construcción del pozo de ataque de Newham, la adecuación de espacios para almacenar las dovelas y la maquinaria, el montaje del sistema de transporte de material excedente del túnel y el reforzamiento de los muros ribereños para garantizar que no resultaran afectados por los trabajos de perforación.

La perforación subterránea y subfluvial de Jill generó cerca de 780.000 m3 de material excavado, que fue íntegramente evacuado por el río mediante barcazas para minimizar el impacto de la obra en el tráfico y en las comunidades vecinas, y destinado a regenerar áreas degradadas. Con este modo de transporte se han evitado más de 100.000 viajes de camiones entre el pozo de Newham y las carreteras locales.



En el proyecto del túnel de Silvertown, las ingenierías y constructoras del consorcio ha puesto en práctica una serie de soluciones constructivas innovadoras, varias de ellas inéditas en el Reino Unido, para mejorar el rendimiento de los trabajos y garantizar la seguridad de la obra y de la infraestructura. Todo el proyecto se ha realizado mediante la metodología Building Information Modelling (BIM), un proceso de generación y gestión de datos de la infraestructura a lo largo de todo su ciclo de vida que ya es un estándar en la obra pública internacional. Entre las principales innovaciones del proyecto destacan las tres siguientes.








El papel de Ineco
El servicio de certificador independiente, inexistente en España, tiene como objetivo la emisión al final de las obras del denominado Permit to Use Certificate, documento que confirma que el proyecto se ha llevado a cabo según los requerimientos especificados en el acuerdo entre TfL y Riverlinx, y que forma parte del proceso de rcepción de la obra. Esto ha incluido especificaciones técnicas y administrativas de todo el proceso de diseño y construcción del túnel, certificando de manera independiente su consecución. Para ello, el consorcio certificador ha realizado las inspecciones y auditorías necesarias, y ha supervisado los procesos de control de calidad establecidos previamente, así como los equipamientos e instalaciones de seguridad del túnel (iluminación, ventilación, equipos contraincendios, señalización, etc.).
Los trabajos del consorcio certificador se han desarrollado entre principios de 2020 y abril de 2025. Para el desarrollo de sus funciones, tanto Ineco como RBS han tenido presencia continua de personal especializado en las obras y han contado con sus equipos de expertos desde las oficinas de Madrid y Dublín, respectivamente.
La participación de la ingeniería pública española en el proyecto del túnel de Silvertown amplía su presencia el Reino Unido. En este país, Ineco ha estado implicada durante dos décadas en el desarrollo del proyecto de Alta Velocidad High Speed Two (HS2), trabajando en el diseño preliminar del tramo entre Londres y Birmingham. Actualmente trabaja en servicios de consultoría para la integración de sistemas.
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