En apenas tres meses (sep-nov 2020), los principales fabricantes mundiales material ferroviario han anunciado planes para desarrollar trenes impulsados por pila de hidrógeno, la tecnología verde llamada a sustituir en los próximos años a los trenes de tracción diésel. Bruselas reveló que CAF liderará el consorcio FCH2RAIL (con Adif y Renfe) para crear un prototipo en cuatro años; las alemanas Siemens y Deutsche Bahn comunicaron que trabajan para lanzar en 2024 un tren de hidrógeno basado en la plataforma Mireo y una estación de recarga de combustible; Talgo presentó su 

proyecto Talgo Vitall-One, que deberá estar listo ese mismo año; las niponas Toyota, Hitachi y East Japan Railway acordaron asociarse para crear su propio prototipo; meses antes, la suiza Stadler Rail informó que prepara un tren Flirt HS de hidrógeno para EE UU y la coreana Hyundai reveló que también trabaja en su propio proyecto. Por su parte, la compañía china CRRC, la mayor fabricante mundial de trenes, no ha dado hasta el momento señales de sumarse a esta carrera, aunque ya ha desarrollado esta tecnología para tranvías que están en servicio.

Todos estos proyectos van a remolque de la francesa Alstom, fabricante del primer tren de hidrógeno del mundo, el Coradia ILint. Dos prototipos de este avanzado tren han realizado pruebas con pasajeros durante 180.000 km en una línea alemana durante cerca de año y medio (sep 2018-may 2020) y otro ha terminado en noviembre sus tests en Austria. Los ensayos han probado la viabilidad para servicios comerciales de pasajeros de este tipo de tren, que tiene prestaciones similares a los diésel (140 km/h, 600-800 km de autonomía) pero es movido por energía limpia.  

A la vista del éxito, el próximo paso de Alstom es la producción de 41 Coradia iLint para servicios de pasajeros, previamente pactada con operadores de los Länder alemanes de Baja Sajonia (entrega prevista de 14 unidades lo largo de 2021) y Hessen (27 unidades, para el año 2022). Y, como precursora del invento, probablemente recibirá numerosos encargos de este tren en los próximos cuatro años (tiempo invertido en crear el Coradia iLint y plazo fijado por sus principales competidores para producir sus propios prototipos); el primero de ellos, en noviembre, ha sido un pedido en firme de seis unidades para un operador público de Lombardía (norte de Italia). 

 

La fiebre desatada en las empresas europeas por los trenes de hidrógeno es consecuencia de la agenda medioambiental de Bruselas –promotor de la descarbonización del transporte– y de su acceso al millonario fondo de recuperación Next Generation, creado para hacer frente a la Covid-19, que primará las iniciativas de movilidad verdes como el hidrógeno. Como modo de transporte cero emisiones (solo emite vapor de agua y agua condensada), esta tecnología ha demostrado con el Coradia iLint ser una alternativa limpia frente a la contaminante tracción diésel, que todavía opera en casi la mitad de la red europea (el 46% no está electrificada

siendo el 37% en España y el 40% en Alemania) y protagoniza el 20% de los tráficos. Bruselas, que quiere eliminar estos trenes, y la industria estiman que el tren de hidrógeno puede ser una solución para este tipo de líneas en vez de proceder a su electrificación, más costosa y prolongada, y convertirse así en complemento de las líneas eléctricas para crear un ecosistema ferroviario descarbonizado.

Estudios como el publicado por Shift2Rail (Study of the use of fuel cells and hydrogen in the railway environment, disponible en Internet) ponen de manifiesto que la tecnología de pila de hidrógeno para el 

errocarril está ya madura en el segmento del transporte regional de pasajeros y algo menos evolucionada en las locomotoras de mercancías, aunque se trata de una cuestión de tiempo. El estudio apunta que esta tecnología puede jugar un papel importante a medio plazo en Europa, donde existe un mercado potencial significativo para la introducción de los nuevos trenes y la progresiva sustitución de la flota de trenes diésel, formada por varias miles de unidades (más de 2.000 solo en Alemania). Según sus conclusiones, en el año 2030 uno de cada cinco nuevos trenes en Europa podría estar propulsado por pila de hidrógeno.